Just like heaven

Fascinante magia la de la música compuesta por combinaciones de silencios y ruidos que logra transmitir de alma en alma narraciones de amores, odios, tristeza, alegría y melancolía con tal maestría en algunos casos que el significado de las palabras sobra. Ese es el caso de grandes temas como Just Like Heaven cuyos acordes y arreglos me transportaron a un mundo de alegría melancólica que solo comprendí cuando viví lo suficiente para recordar momentos felices con un ser querido que no iba a volver.

Aún entonces mi inglés no alcanzaba para entender la poesía de la letra ni mucho menos sospechaba que era el poema de Edgar Allan Poe a su amada muerta la que lo inspiró. Dicen que fue por Virginia Eliza Clemm, un amor maldito por su naturaleza incestuosa y por la escandalosa juventud de la dama-niña, que Poe escribió Annabel Lee.

Virginia falleció a los veinticinco años, solo doce después del enlace, a causa de una tuberculosis, por mucho que Poe se empeñara en que fueron unos ángeles envidiosos los que se la arrebataron, y ciento cuarenta años antes de que viera la luz Just Like Heaven. Quién sabe si no fue el espíritu de Virginia quién, conmovido por el amor, nacido como el suyo en la adolescencia, de Robert y Mary Poole, confabuló con las musas para que el líder de The Cure compusiera junto al mar esta canción para su única y eterna esposa poco antes de su matrimonio.

Imagen: Julian Peters

Daylight licked me into shape
I must have been asleep for days
And moving lips to breathe her name
I opened up my eyes
And found myself alone alone
Alone above a raging sea
That stole the only girl I loved
And drowned her deep inside of me

You
Soft and only
You
Lost and lonely
You
Just like heaven

Just Like Heaven. Robert Smith (The Cure)