El amor, solitario ardor

En la noche dichosa,
en secreto, que nadie me veía
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía
sino la que en el corazón ardía.
San Juan de La Cruz. La noche oscura del alma.

Suena It´s too soon to know, un piano blues de Allen Toussaint, músico intersticial con una capacidad asombrosa para orquestar y combinar todos los pasados vividos o no. Cada uno tenemos diferentes recuerdos pero los sentimos de una manera similar como música en los nervios. Por eso ahora vivimos la canción cuando Irma Thomas la canta, por eso sufrimos por ella pero también por nosotros porque conocemos la melodía y sabemos lo que se siente al dudar de que alguien nos comprenda realmente. Justo antes del alba, cuando nos preguntamos si no estamos en realidad solos y el amor es solo una actuación, un papel que se interpreta, una carrera que pierde aquél que se queda atrás.

Son los que pierden los que viven las canciones, the beautiful losers los llamaba Leonard Cohen. Escuchamos canciones para curarnos del pasado, para exteriorizarlo y sacarlo de nuestra piel, convertirlas en nuestro ser amado, pero sabemos que es solo en vano. A lo sumo crearemos un fantasma, un vapor reconfortante que nos proteja de la intolerable realidad de la soledad del alma.

Amamos porque necesitamos un testigo, el testigo perfecto, aquel en el que nos reflejamos y nos da certidumbre de nuestro existir. Amamos a menudo a quienes no necesitan testigos, a aquellos seres completos que han asumido la soledad esencial, o tal vez han comprendido que no hay mejor compañía que la de uno mismo. Son ellos los que nos romperán el corazón, los más veloces, los que se deslizan en el tiempo y no lo retienen. Nosotros, los melancólicos, sufriremos porque en realidad gozamos de esta debilidad que produce imágenes melancólicas y las proyecta sobre todos los futuros posibles.

Amaremos en la noche dichosa, con el corazón ardiendo un corazón salvaje que está dispuesto a consumirse por el ser amado. Enfermedad y fiebre del espíritu que nos hace trascender. Combustión total, un alivio final de nosotros mismos que nos da finalidad y propósito.

davidgarciacasado.net