Brillantina giratoria en los zapatos

Fleshtones no dan tregua, Fleshtones tienen marcha para dar y tomar, Flestones deben dormir en formol o hacer mucho deporte. Y es que la legendaria banda de estos neoyorkinos de Queens, que llevan treinta y ocho años en activo (más que la edad de algunos de sus seguidores), se ha acercado de nuevo hasta estas tierras. Ni siquiera la presentación de su último disco, Wheel of Talent puede ser un argumento para sus habituales y pantagruélicas giras por España. ¿Vicio, amor o coherencia? Y es que algo deben tener con España que hace que año tras años giren por estos lares y, además, osen lanzarse con una canción en Español, “Veo la luz”. En realidad el enigma es fácil de desentrañar, una Sala Sol abarrotada hasta la bandera, con un público ansioso, antes, absolutamente entregado durante, y satisfecho después.

Fleshtones, incombustibles y vacilones, hicieron un recorrido exhaustivo por gran parte de su discografía hasta los recientes temas de Wheel of Talent, disco tributo a sus idolatrados Ramones, lo que queda más que patente en su canción “Remember the Ramones”. Un concierto de más de noventa minutos de frenesí, patadas voladoras y saltos por doquier, paseos laberinticos entre los espectadores, giros cuasisufis de todos sus componentes que, a modo de peonza en una rotación astral, convidaban a un público cómplice y rendido a su invitación. En verdad una puesta en escena similar a la del año pasado, sin que por ello no deje de ser divertida. Un espectáculo en donde ellos son los protagonistas, pese a que “engañen” con su estímulo a la participación colectiva.

Un concierto que brindó una coctelera de ritmos rockeros, surf y garajeros, aderezados con rhythm and blues. Guitarra punzante, plagada de riffs y maestra la de Keith Streng, que se situó como líder al micro en algunos temas. Streng reclamaba protagonismo, no solo por el envidiable alarde de óptima forma física con saltos impensables e histrionismo facial, sino también por su nada discreta propuesta estética: pantalones metálicos y zapatos de brillantina bicolor. La brillantina en el calzado debe ser la última moda entre los Fleshtones, eso o una buena oferta en alguna tienda a saber dónde… porque el bajista, Ken Fox –y he de decir que fue lo primero que me impactó según accedieron al escenario– también llevaba zapatos, esta vez rojos, de purpurina cegadora. Ken Fox es el dandy de Fleshtones, efectivo e inspirado con el bajo y coqueto con el público. Y Peter Zaremba dirigiendo los giros cósmicos, entrando y saliendo entre el público, poniéndose la cortina del escenario a modo de capa, arrodillado o de pie ante el teclado, haciendo dúos en la percusión con el más “tímido” de los Fleshtones, Bill Milhizer, no dejó de demostrar que los años no han menguado su capacidad de entrega y diversión.

Una banda que pese a su bagaje no se han aposentado en el trono de la desidia, que siguen teniendo la capacidad de vibrar y hacer vibrar y de proponer dentro de su línea coherente temas de calidad.