Música bonita: Gasca y El palacio de Linares

Gasca + El Palacio de Linares
@Fotomatón Bar (Madrid)
Viernes 8 de noviembre de 2013

El placer de lo sencillo, de la falta de pretensiones y del placer musical por encima de todo es lo que percibí en el directo de ambas formaciones musicales. El Palacio de Linares, heredero del pop fresco nacido en los sesenta, y Gasca con su tecnopop me recordaron lo que es la música bonita. Y en ambos casos pensé: “qué gente más divertida”.

Gasca me llevó al tiempo y al espacio en el que la tecnología es un instrumento más que deja lugar a los sonidos del bajo, la guitarra y la voz de Carlos, que cuenta más que canta, con su voz grave, historias de amor, desamor y nostalgia, que recuerdan al otro Carlos, al mítico Berlanga.
El encanto de la falta de alardes vocales deja espacio al conjunto musical, cuya ejecución supera con creces la versión grabada de temas como “Vacaciones”, de su primer trabajo, Telescopio, o de “Abre el Telón” de su última grabación Suerte, y que recuerda por qué merece la pena ir a ver música en directo.

Brillante Antonio Batidora (Electrodoméstico Humano) a los teclados, que suplió con creces el modesto espacio del Fotomatón, uno de los bares madrileños que sigue apostando por la música en vivo, y la poca afluencia de personal, sin duda debido a la dura competencia de Pixies y Triángulo de Amor Bizarro en la capital. Los sonidos electrónicos sirven, además que para ser el gotelé de canciones con mal acabado, para hacerlas digeribles a todos los oídos, para crear música. Y los temas de Gasca son un ejemplo.

El nuevo fichaje de Elefant, El Palacio de Linares, una apuesta por el tradicional pop rock guitarrero apoyado en un potente bajo y fuerte presencia de la batería, repasó su aún breve repertorio con homenajes a algún tema de los inicios del pop, como “It’s my party”, de Lesley Gore, entre nuevas creaciones con la misma base desenfadada y divertida con la que nació este género, y letras entre lo irreverente y lo cultureta, algo por lo que yo tengo verdadera debilidad. Adoro esas referencias intelectuales que se dejan caer sin importancia en las letras de canciones sobre historias sencillas: referencias al director de cine Ernst Lubitsh en una canción aún no editada; a La casa es negra, film homónimo del iraní Forung Farrokhzad, o a lecturas de Mao y Marx en “Tejes”, grabadas ambas con voz masculina, pero en este caso magníficamente interpretadas por una fémina.

Muy recomendable El Palacio de Linares para quién goce de descubrir cosas que no son lo que parecen a primera oída, de simplificar lo complicado y de hacer de lo intelectual algo cotidiano.