Monotonus, ¡mola mola!

Érase una vez un vasco, una alemana y una francesa que se conocieron en Madrid… Lo que podría parecer el comienzo de un chiste malo no puede estar más lejos de la realidad. Sí, la esencia son ellos y ellos son MONOTONUS.

El pasado Viernes en “El Perro de la parte de atrás del coche” constataron que pese a ser una banda incipiente no hay que perderlos de vista. En apenas un año, y poniendo el listón bien alto –todavía me acuerdo de su primer concierto en donde nos dejaron perplejos a todos, no solo por la propuesta sino por el fresco aplomo que demostraron–, han tenido una línea de continuidad creciente. Y es que no es fácil empezar bien, y aún menos no disolverse como un castillo en el aire con la suerte del principiante. El dardo es certero y lo es porque es bueno.

Lo que vivimos no nos decepcionó. Arrancaron sosegados, postrando ante nosotros la tranquilidad de su primer tema “Mola, Mola” (aunque curiosamente sus letras son hijas del anglosajonismo). Y a partir de ahí una carrera de sube y bajas, con la fiereza punzante de la guitarra y voz de Sergio, bajos estomacales acompañados de los susurros de Mareike, y la cada vez más hábil y versátil Claire a la batería. Canciones de letras perversas, irónicas, nocturnas, con toque de krautrock y regusto a Killing Joke y Fugazi. Solamente interrumpidos por esas cosas que tiene el directo, como que la guitarra, ¡ay, la guitarra, a saber qué le paso!, tenga que ser sustituida entre chistes de “esto es como follar con la polla de otro”. Solventado el problema y como si no hubiera pasado nada, la persecución de sonidos en consonancia con los visuales –shock auditivo para el shock de paisajes naranjas y amarillos–, dio paso a un final que nadie deseábamos que llegara. Petición de bises a pulmón partido. Y por supuesto, los hubo: fin de fiesta con “Gate of hell”.

En resumen, algo que te llega al estómago, que te mueve y remueve, algo que varía de canción a canción. Son electricidad e ingenio, viveza en los tuétanos… todo, menos monotonía, por mucho que se quieran definir así.

Para nuestra suerte, tras ir puliendo temas y grabar una maqueta con audacia, los instrumentos en el local y las voces en el baño, se han lanzado finalmente a grabar “como Dios manda”; y no lo han podido hacer de mejor manera, en los Estudios Brazil. Un primer disco que esperamos con ganas y que seguro no nos va a decepcionar.