Calambre definitivo
Una pareja se va de excursión a la costa y, de pronto, estalla una tormenta. Se refugian en una cueva y esperan a que amaine. Mantienen una conversación amorosa, mientras escuchan llover, y cuando se van a besar.. TAIN!, un calambrazo… Vuelven a intentar unir sus labios y… vuelve a pasar. Preocupados, intentan darse de la mano para sustituir el beso pero les es imposible, pues siempre salta el maldito chispazo cuando se tocan, que repele al uno del otro.
De vuelta a la ciudad, buscan ayuda y se ponen en manos de un médico, a quien explican la situación. Extrañado, el doctor los toca uno a uno…, a los dos a la vez…, no hay problema, no hay chispazo. Sin embargo, cuando pide a la pareja que se roce levemente.. ZASS, un nuevo calambrazo, cada vez más intenso. Ya llega incluso a ser audible, como un tañido eléctrico.
La pareja abandona la consulta. Se dirige nuevamente a la cueva donde surgió todo. Una vez allí, se tocan. No, ya no pasa, no hay calambre… ¡Nos vamos a casa!, exclaman al unísono. Y salen de la mano hasta cruzar el umbral de la cueva, donde un nuevo latigazo los hace salir rodando, como los dos polos opuestos de un imán.
Había llegado la hora de comprenderlo… Y ya no hubo más dudas. Encontraron su lugar….
Foto: Postigos Imposibles