299.792.458 metros por segundo

Definición de videoarte por Gilles Charalambos:
“Cualquier obra con intencionalidades artísticas que emplea, en sus procesos y como soporte, a los instrumentos o dispositivos propios del vídeo”.

El videoarte en la actualidad es considerado como uno de los medios de experimentación emergente en el campo artístico, que crece y muta a medida que lo hacen también las nuevas tecnologías de las que se alimenta. Desde su nacimiento, en la década de los 60 de la mano Wolf Vostell y Naim June Paik, a raíz de la aparición de la primera ‘handy cam’, el videoarte ha ido consolidándose, siendo las videoinstalaciones elementos cada vez más presentes en museos y exposiciones de arte contemporáneo. No obstante, el videoarte hasta hoy ha tenido que sortear múltiples obstáculos para su aceptación en determinados circuitos, tanto oficiales como extraoficiales (es notable la incardinación del videoarte en los escenarios musicales, acompañando incluso a los deejays más interesantes del momento, o en la videopoesía).

Esta falta de entidad propia, como una disciplina artística más, que ha arrastrado el videoarte, proviene –entre otros motivos– de la dificultad en ocasiones para diferenciarlo del cine experimental. A veces pudiera parecer difícil trazar la línea que los separa, sin embargo la diferencia de técnicas, duración, materiales, procesos de producción y postproducción, edición, etcétera, confiere características idiosincrásicas a cada uno. En palabras de Eugenia Balcells (considerada pionera del videoarte en España):

“El vídeo era casi obligado. Había trabajado en cine y en fotografía y me interesaba muchísimo la imagen en movimiento. El vídeo es el instrumento de nuestra época que se acerca más a la electricidad y a la vibración instantánea. En el cine, el soporte es el celuloide, y la proyección de la luz a través de 24 imágenes produce el movimiento en el momento de la proyección. Por tanto es un tiempo entrecortado que además requiere un proceso relativamente largo de montaje [….] El vídeo me dio la inmediatez, la posibilidad de explorar el tiempo continuo, este tiempo electrónico en el que no hay separación entre el espacio, el tiempo y la imagen que la cámara recibe.” (Eugènia Balcells: sincronías. Giannetti, C., Álvarez Basso, C., Guirao, J. 1995, pág. 94)

En un artículo de hace unos meses del periódico The Guardian, se mencionaba que tras analizar los trabajos expuestos en galerías comerciales en Londres durante 2012, únicamente un 8% fueron realizados por mujeres. Sin embargo parece que la tendencia, comparado con años atrás, aumenta. Desde la archiconocida Yoko Ono, a Pipilotti Rist, Eugènia Balcells, Mariko Mori

El género femenino irrumpe bajo formas autorepresentativas y reivindicativas, buscando ser reconocido meritoriamente en un arte que nace en plena revolución femenina y que asienta su individualidad más allá de los géneros.
En los últimos años varias iniciativas han focalizado la atención en los trabajos realizados por mujeres en este campo. Y no son pocos. Sin ir más lejos, el Indomitable Woman, que a título al comisariado en el que Macu Morán directora de Videoartworld selecciona el trabajo de 86 videoartistas de todo el mundo en el marco del BAC ́09 Pandora ́s B. Festival de Arte contemporáneo de Barcelona, celebrado en el CCCB y en la Fundación Miró.

Estamos, pues, ante una disciplina joven todavía, aunque cada vez más presente, que ha logrado divorciarse del cine y la televisión, vanguardista por definición, tanto como la tecnología pueda serlo, y que además parece querer quedarse al margen, al menos parcialmente, de los coleccionistas particulares, escabulléndose del vanidoso mercado del arte, al menos hasta el momento.

  

 

Firma invitada: Arantza Ripol
De formación hipocrática, disfuncional hipermétrope y eléctrica actitud