Entrevista a Manel
“Nosotros no hacemos canciones reivindicativas y puede ser que las hagamos”
Con motivo de la actuación ayer en los Teatros del Canal del grupo barcelonés Manel (dentro del ciclo Conciertos Retratos que hoy contará con Luis Ramiro y el 1 y el 2 de diciembre con The Tallest Man On Earth en el Teatro Fernán Gómez), entrevistamos telefónicamente al bajista Martí Maymó. Hoy actuarán en el Centro Cívico La Almozara de Zaragoza.
Con solo tres discos, ‘Els millors professors europeus’ (Discmedi, 2008), ‘10 milles per veure una bona armadura’ (Warner, 2011) y ‘Atletes, baixin de l’escenari’ (2013), son una de las grandes bandas nacionales y un referente indiscutible de la música cantada en catalán.
¿Estáis probando cosas nuevas en directo?
M: Estamos revisando canciones antiguas, del primer y segundo disco, irlas ajustando, cambiando, para que la gente no tenga la sensación de ir y haber visto el mismo concierto. Algunas canciones encajan más en teatro, que otras que son más adecuadas para el aire libre.
Sois una banda más eléctrica ¿Cómo va a ser el tránsito de pasar a tocar en teatros?
M: Cuando piensas en los conciertos piensas en espacios como auditorios, salas de conciertos o fiestas mayores. Espacios preparados para hacer conciertos. Pero en el fondo cualquier espacio en el que la gente se pueda sentar y haya un escenario, es bueno para tocar. No me acuerdo cuando comenzamos a tocar en teatros. No sé cuál fue el primero. Una diferencia del teatro con el resto de espacios es que la gente se piensa que en el teatro reina más el silencio. Se cierran las puertas y no puedes entrar una vez empezado el espectáculo. Pero al final los conciertos no tienen que regirse por eso. Al no haber alcohol, al ser más silencioso, es más difícil conseguir que la gente aplauda, grite o anime. Pero si el grupo o el artista se lo plantea, puede ser un espacio igual de bueno para que la gente lo pase bien. Hemos hecho conciertos en teatros que acaban más animados que los de las salas. En el momento en que alguien se levanta y comienza a mover las manos… Notas la diferencia cuando una canción funciona o no. Al final se trata de tocar cuantas más veces toquemos y en cuantos más espacios mejor. Allá dónde nos quieras estaremos encantados de tocar.
‘Atletes, baixin del escenari’ me parece más directo y cercano, ¿es esa la diferencia con ’10 milles per veure una bona armadura’?
M: Es el disco menos producido y que respeta lo que somos en el grupo nosotros cuatro. En ’10 milles…’ hay mucha colaboración de instrumentos externos al grupo, que nosotros no sabemos tocar. Y que dan un color que es muy difícil tocar en directo. Con este disco quisimos huir de eso, no contar con instrumentos externos. Y tirar adelante el disco. La idea era ésta. Hacer un disco que pudiéramos grabar, tocar en directo y a la hora de llevarlo al directo, que se pareciese mucho a lo que es el disco. Después nos estamos encontrando que la gente nos dice que le gusta más una canción en directo que en disco. La base es prácticamente la misma, pero al tocarlas más veces, las encuentras rincones, y mejoran.
¿Es ‘Atletes…’ vuestro disco más pop?
M: Supongo que el hecho de que del disco han desaparecido instrumentos más acústicos, como el ukelele, y que hay menos guitarra acústica, hace que entre en la canción pop y escape del folk. Lo que pasa es que el tema de los estilos es algo que no lo pensamos cuando componemos. Bastante tenemos ya con saber si lo que haces vale la pena, como para pensar en si marchas del folk y vas más hacia el pop. De los cambios de estilo de las bandas, la historia más conocida fue cuando Bob Dylan dejó de tocar en acústico y comenzó a tocar con banda en eléctrico. Es una cosa que han hecho todos los grupos toda la vida. Cuando trabajas las canciones no te planteas el tema de los estilos, simplemente sacarlas adelante. Y hacerlo lo mejor que puedes.
¿Cómo ves la evolución entre los tres discos?
M: Al final creo que no ha sido muy diferente la sensación que hemos tenido entre el primero y el segundo, y entre el segundo y el tercero. Lo que sí es cierto es que no he tenido ningún proyecto en solitario y no conozco la diferencia. Cuando tienes un grupo de música es que al principio es muy fácil ponerse de acuerdo en las ideas, canciones, en todo el abanico de posibilidades. A medida que vas avanzando discos, con el intento de no repetirte, es más difícil ponerte de acuerdo con los demás componentes del grupo. Lo que hace que algo sea diferente es que cada uno apueste por diversas cosas. Pero siempre encontrando puntos en común. A veces es desesperante ponerte de acuerdo. Y esos son los problemas que nos hemos encontrado a medida que hemos ido haciendo discos. Pero cuando encuentras esos puntos fuertes eso hace mejor trabajar en grupo.
¿Cuál crees que es el sonido Manel? O, ¿qué sería definitorio de Manel?
M: Es parecido a lo que te decía del estilo. A veces desde dentro es muy difícil juzgar estas cosas, y te lo digo en serio, no estoy intentando evitar la pregunta. Un amigo técnico de sonido me dijo un día algo que tiene sentido, un grupo de música tiene que cambiar mucho para que la gente diga, esta banda ha hecho un cambio. A veces, tú piensas que has cambiado mucho, que has hecho una pequeña revolución en tu universo del sonido, y te encuentras con que un amigo te dice cuando le pones una canción nueva, “suena mucho a Manel”. Son muchas cosas las que hacen que suene de una manera o que la gente lo asocie a las canciones del grupo que ya había escuchado antes. En nuestro caso, desde dentro es imposible valorarlo. A mí me resultan diferentes las canciones del primer disco y de este último, me suenan distintas. Pero para mí son muchas cosas las que definen el sonido Manel.
En esta última década en Cataluña muchas bandas han elegido el catalán como lengua expresiva ¿Sentís que ha habido alguna revolución? ¿Qué ha influido?
M: Una cosa que creo que ha pasado es que en la música indie, y en el pop más independiente hecho en Cataluña, en una época, la gente se dedicaba a cantar en castellano y en inglés. Me vienen a la cabeza grupos como Love of Lesbian o Sidonie que empiezan cantando en inglés y después van a pasar al castellano, y son catalanes ambos grupos. No sé por qué. Supongo que al final tú escuchas una música y esa música te acaba influenciando en el idioma que puedes cantar. Pero con el paso de los años, el pop independiente comienza a cantar en catalán y en castellano. Y deja el inglés de lado.
Lo dice mucha gente, que ha habido unos años muy buenos de música en catalán. Al final, y desde dentro, creo que música buena en Cataluña se ha hecho siempre. Puede que provocado por las redes sociales, porque todo está más cerca con Internet, seas más consciente de qué grupos hay. No creo que en Cataluña se hayan hecho cosas más interesantes que en el resto de la península. Es más fácil, por el hecho de que cantamos en otro idioma, agruparnos, categorizarnos y ubicarnos.
¿Os sentís ligados a bandas como Antònia Font?
M: Con Antònia Font lo que ha pasado es que discos como ‘Alegría’ (2002), ‘Taxi’ (2004) y ‘Batiscafo Katiuskas’ (2006) se escucharon mucho en Cataluña. Y, como mínimo, cualquiera conoce diez canciones suyas. Básicamente era una gente por la que sentíamos una admiración brutal: los escuchábamos, nos gustaban e íbamos a sus conciertos. Y al final, como con otros grupos, hemos coincidido en escenarios, los hemos conocido y nos lo hemos pasado bien con ellos. Pero más que sentirnos cercanos por un lugar o por un idioma, más que nada es que es un grupo por el que tenemos un aprecio brutal porque nos gustan.
¿Para vosotros fue un referente el rock catalá y los galácticos (Jaume Sisa y Pau Riba)?
M: Son épocas muy diferentes, unos del setenta y el rock catalá en los noventa. Muchos siguen en activo, tocando. Sientes que son una gente que van a surgir en un momento y van a aportar cosas buenas. Yo personalmente no soy muy del rock catalá pero sí que lo he escuchado y encuentro que se han hecho cosas buenas. Sisa y Riba se escuchaban mucho en casa de mis padres, o en el radiocasete del coche. Ahora que siguen activos te das cuenta que no están muy lejos del resto, aunque en su momento hicieran otro tipo de música.
‘10 milles per veure una bona armadura’ estuvisteis número uno en la lista de ventas de España. Algo que no pasaba desde hace años con Llach y con los discos de Serrat en catalán ¿Cómo os tomasteis la noticia?
M: Nunca en la vida te levantas pensando que te va a pasar algo cómo eso. Nos pilló de sorpresa. Éramos conscientes de qué el primer disco había funcionado bien. Nos enteramos de ello y además sabiendo que desde hace tiempo no pasaba. Hace ilusión pero también sube el listón. Nos pilló ensayando y brindamos con cava con la gente de la oficina de management y con la discográfica. Es una anécdota simpática que podremos explicar a nuestros hijos y nietos, si algún día tenemos. No deja de ser más que eso, una anécdota. Hace ilusión en el momento en el que te lo dicen, la verdad, porque has estado trabajando mucho tiempo con un disco. Pero hay que mirar adelante, hacer otras cosas y no quedarte en eso.
Mirando hacia atrás, ¿qué queda del primer disco, ‘Aquell Camí’, del concurso Sona9 en el que fuisteis finalistas o del Premi Joventut?
M: Supongo que quedan muchas cosas. Hemos cambiado en que hemos aprendido a trabajar mejor, somos un poco mejores músicos o intérpretes de nuestros instrumentos. Y que intentamos aprender cosas. Tengo la sensación de que hemos cambiado poco: tenemos el mismo círculo de amigos, las mismas aficiones. Sí que piensas de otra manera: antes era un hobby y ahora te dedicas profesionalmente a eso. Lo tienes todo más en la cabeza: las canciones, los conciertos.
¿Las letras sí que representan de alguna manera la cultura catalana? ¿Cuentan historias particulares?
M: Intentan ser historias entretenidas. Esa era la idea que tenía Guillem. Con lo poco que podemos le ayudamos. La idea es que las canciones tengan sentido por sí mismas. Que la música acompañe a la letra, y la letra a la música. Intenta ser original, explicar algo de una manera y hacerlo. Con esta idea han surgido muchas cosas, no sé si representativas de la cultura catalana, pero canciones (ya que no son mías las letras, lo puedo decir) que están muy bien.
“Un directiu em va acomiadar” es la canción que cierra el último disco. Es más una canción para reírse de la situación. Pero habláis de cosas que afectan a la gente, en este caso la reforma laboral, el desempleo… ¿Tenéis presente esa mirada política?
M: Me cuesta imaginarme a una persona que vive en el planeta Tierra y que no tenga un interés o una opinión sobre lo que pasa en su entorno. Nosotros somos como todo el mundo. Lo que pasa es que nuestras canciones son poco reivindicativas, y hablan poco de la situación actual. La canción del directivo no es una gran reivindicación de nada, está más planteada como algo con sentido del humor. Nosotros no hacemos canciones reivindicativas y puede ser que las hagamos. Lo que pasa es que las canciones salen de la manera que puedes y las que nos han salido han hablado de otras cosas.
¿Os gusta tocar en festivales como el Primavera Sound?
M: Sí. Al final tocas dónde puedes. Tenemos la suerte en Barcelona de tener un festival tan grande y que funciona muy bien. En el Primavera Sound siempre nos han tratado bien. La primera vez que tocamos en Madrid fue en el Primavera Club. Este año tocamos en el Optimus Primavera Sound. Lo mejor que tienen los festivales tan grandes, aparte de la emoción de poder tocar delante de mucha gente, es que no tienes la responsabilidad de un cabeza de cartel, ni de congregar público, vas más relajado, gente que te desconoce te conoce. Lo bueno es que los festivales te obligan a conocer grupos. Y eso es bueno para grupos pequeños.
Fuera de Cataluña, Valencia y Baleares ¿Cómo os sentís tratados?
M: Estupendamente. Nos encanta salir de los territorios donde solemos actuar más, como Cataluña, Baleares o la Comunidad Valenciana. Nos encanta ver a la gente que disfruta con nuestra música. Y de hecho solemos repetir.