¡Danzad malditos, danzad!

Hay días en que una está encantada de hacer doblete laboral. Y eso pasó el viernes, noche de energía polarizada: pasando de la marcha punk rockera de Dictators en El Sol, a salir rauda y veloz para disfrutar de un coctel molotov de sensaciones rítmicas en El Junco con Ogun Afrobeat.

Lo de Ogun Afrobeat es un no parar. Su primer concierto en la Noche en Blanco en el 2009 fue el pistoletazo de salida de una propuesta cálida y chispeante en donde los ritmos nativos nigerianos se mezclan con maestría con otras formas musicales africanas, funk, soul y toques jazzísticos. Y es que Ogun Afrobeat tiene la riqueza del mestizaje resignificado hasta en los tuétanos; no en vano, el origen de sus componentes es de lo más variopinto. Y es en esa multiprocedencia, además de en su ingenio y agudeza aperturista, donde radica su gracia. En eso, y en sortear con elegancia y buen hacer ese peligro en el que cae en ocasiones una banda cuando arriesga en mixturas musicales de diversas latitudes y tiempos.

El Junco abarrotado, hombres y mujeres dejándose llevar al son de metales, percusión, teclados, bajo y un sin fin de instrumentos. Caderas ondulantes por doquier, brazos arriba, pálpito, calor… Y su batería y cantante, Akinsola Elegbede, travieso, invitándonos a replicar estribillos ininteligibles, a sabiendas de que nadie, ni de lejos, va a ser capaz de articular ni media palabra en nigeriano.

Y la danza sigue, y el público cada vez se anima más entre temas propios y las versiones –más que acertadas– de Fela Kuti recogidas en su segundo disco The Observer. Canciones de esas que te trasladan a un frenesí de cuasiposesión, a noches de oscuro jazz, a vientos que exaltan el alma, a teclados medio psicodélicos. En resumen, un viaje sin tener que coger ni un medio de transporte más allá del que uno tenga en su cabeza y en su corazón.

Un espontáneo reclama Colonial Mentality, y es que el espacio y el ambiente, e incluso la cercanía de los músicos, anima a tomarse la licencia de demandar. Y por supuesto, allí, al final del concierto, la solicitud fue atendida para alegría de todos. Un danzad malditos.