¿Ángel o demonio?

MARK KOZELEK
@ Sala El Sol (Madrid)
Martes 15 de octubre de 2013

Es de bien nacidos ser agradecidos. Sabio refranero español, que se le pasó por alto al estadounidense Mark Kozelek que en su última visita a Madrid maltrató con lindezas a su público, en una velada que fue a peor en las formas. Con pausas interminables entre canción y canción, afinando la guitarra y echando discursos cual predicador, embistiendo con violencia verbal al respetable, criticando si uno es feo, si otra no conoce el título de ninguna de sus canciones. Un amigo le lanzó, “la gente ha pagado por verte tío, ya te vale”.

Empezó ligando con todas las chicas de las primeras filas, espetó un “fucking bitch!” a una chica que pasó de él. Todo muy desagradable. Provocación fuera de lugar. Mark parecía colocado de pastillas, porque según la gente de producción de la sala solo había tomado un par de cervezas.

En lo musical Kozelek es un maestro. Pese a ir en solitario y carecer de arreglos y más texturas, sus canciones son de altura: melodías preciosas, arpegios varios que recuerdan el arte del toque de un buen guitarrista de flamenco. Y esas canciones salvaron su espectáculo extramusical que rozaba lo patético y la vergüenza ajena. Un “Shut up bastard! Stop saying stupid things” a tiempo nos hubiese ahorrado toda la morralla extra. Porque la provocación tiene sus límites, por mucho que un fan amigo lo justifique bajo la protección de la libertad del artista.

Abarcó sus últimos discos ‘Perils from the sea’ (con Jimmy LaValle) (2013), ‘Mark Kozelek & Desertshore’ (2013), ‘Like Rats’ (2013) o el directo ‘Live at Phoenix Public House Melbourne’ (2013) (todos ellos publicados en Caldo Verde records) que se asemeja al formato de esta gira en solo. Canciones deliciosas como “Hey You Bastard I’m Still Here”, “Caroline”, “Ceiling Gazing”, “Gustavo” o esa maravilla que es “I Know It’s Pathetic But That Was The Greatest Night of My Life” . Un músico prolífico, con un registro amplio, que lo mismo saca un sonido folk que matices más sucios, juguetea con la electrónica o se zambulle en el proceloso océano del slowcore y del dream pop. Pero la bestia pudo con el cordero, o Mr. Hyde al Dr. Jekyll.

Cuando lo extramusical copa la atención es que algo ha fallado. Y es una pena porque Kozelek tiene una voz preciosa, sedosa, tiene historias y musicalmente es un guitarrista virtuoso. Un estupendo songwriter, en el sentido más amplio del término. Me gustaba Kozelek desde sus tiempos al timón de Red House Painters, banda con la que pude gozar en directo en 1998 en la sala Caracol, teloneando a Gomez, y con el contraste al verles en un gran festival como el FIB de 2002. El numerito de anoche me empañó el cristal de grandeza de un artista que se lanza piedras contra su propio tejado ¿Desde la inconsciencia o desde la consciencia de querer mostrar que le importa una mierda todo?

Desde aquí no puedo más que agradecer el esfuerzo de musicaesamor.es que trajo a Kozelek por estos lares (estas pequeñas productoras que nos ofrecen exquisiteces y diversidad frente a la pobreza cultural de las instituciones del país). Pero yo lo tengo muy claro: Mark, la próxima vez te va a ver Rita.