Riot Grrrls

Honrosas excepciones femeninas cuajan la historia del punk desde mucho antes de que se acuñara el término Riot Grrrls aquel agosto de 1991 en la ciudad de Olympia (Washington), pero en aquel ‘Girl Day’, celebrado en el marco de la International Pop Underground Convention, había algo más que la mera presencia de mujeres haciendo música. Estaba la conciencia de cristalizar un movimiento político y cultural que reivindicaba el papel de las mujeres como creadoras, y no como meras espectadoras. Pocos lenguajes musicales tan apropiados como el punk para denunciar los abusos, el segundo plano que habían ocupado las mujeres en la escena del punk-rock, y para denunciar el ambiente violento que se vivía en los conciertos de hardcore. La filosofía del “hazlo tú mismo y hazlo ya”, “exprésate y se tú mismo” era la más apropiada para gritarle al mundo que estaban preparadas para hablar de sí mismas en un lenguaje copado por nombres masculinos, y que servían para algo más que para sujetar las chaquetas de sus novios y aplaudir en los conciertos.

Patti Smith, Siouxie Sioux o Kim Gordon abrieron camino usando el lenguaje del punk pero sin la conciencia reivindicativa que tuvieron Alison Wolf y Molly Newman, integrantes de Bratmobile, quiénes junto a Kathleen Hanna, vocalista de Bikini Kill, publicaron el fanzine “Riot Grrrl!”. Ellas saben que la música es uno más de los discursos en los que las mujeres han sido obviadas y veneran la herencia de Betty Friedan (una de las intelectuales más influyentes en el feminismo de nueva ola surgido en los 60) Saben que, pese a haber conquistado derechos civiles, sigue existiendo el malestar indescriptible del que hablaba la Friedan en ‘La mística de la femineidad’ de quién no se siente autor sino personaje de una novela que escriben otros, resumido en el “Don’t need you to say we’re cute. Don’t need you to say we’re alright” que cantaba Hanna. La misma Hanna que pintó con spray Kurt Smells Like Teen Spirit” en el muro de Cobain inspirando el título de uno de los temas más conocidos de Nirvana.

“Who invented the typical girl?” se preguntan The Slits, una de las bandas femeninas pioneras en la escena punk que participó en el encuentro de Olympia, en su canción “Typical girls”. Ya antes The Runaways pedían luchar como lo hacían los chicos en “I wanna be where the boys are” y así lo hizo a finales de los setenta Paloma Romero (Palmolive), la malagueña actualmente reconvertida al cristianismo, cuando decidió formar parte de The Flowers of Romance junto a Simon John Ritchi, más conocido como Sid Vicious, antes de ser la batería de The Slits y posteriormente de The Raincoats, otro mítico grupo de punk hecho por mujeres.

Movimiento el de las Riot Grrrls casi olvidado hasta la triste noticia de la detención del grupo ruso Pussy Riot, acusadas de vandalismo por la grabación de uno de sus videoclips en la Catedral de Cristo Salvador de Moscú en marzo de 2012, y que nos recordó, en un lenguaje alejado del intelectualismo, que algunas mujeres estamos cabreadas con una sociedad que nos dice mujer igual tonta, igual débil, igual mala. Amén hermanas.

Don’t Need You – The Herstory of Riot Grrrl