Paul Celan

Vosotros:

Pavese, Byron, Quiroga, Sylvia Plath, Mishima, Hemingway, Pizarnik, Jack London, Lowry, Dylan Thomas, Larra, Nerval, Hunter Thompson

no tuvisteis el valor de envejecer.

Pero tú, Paul, ya habías envejecido y muerto muchas veces antes de renacer en la placenta del Sena y quedarte en París para siempre. Tu alma de mariposa permanece flotando en las orillas de la memoria.